En las últimas décadas la inteligencia artificial (IA) ha experimentado avances significativos impulsados por las mejoras en hardware y algoritmos más sofisticados. No es raro encontrarla en una variedad de aplicaciones, desde asistentes virtuales y reconocimiento facial hasta sistemas de recomendación o incluso en atención al cliente. La inteligencia artificial se compone de una combinación de algoritmos que buscan imitar la inteligencia y capacidades humanas y así realizar tareas en su lugar. Además, se caracteriza por recopilar información y utilizarla para automejorarse, logrando una mayor precisión conforme más tareas realiza.
"La IA sintetiza y automatiza tareas intelectuales y es, por lo tanto, potencialmente relevante para cualquier ámbito de la actividad intelectual humana. En este sentido, es un campo genuinamente universal." (Russell, S. J., 2004. p. 29)
Actualmente, algunas las inteligencias artificiales más conocidas y utilizadas son el Asistente de Google o Siri (para dispositivos iOS), el Traductor de Google, ChatGPT, creadores de imágenes como Dall-E o Leonardo, o incluso las inteligencias artificiales usadas en el campo de la salud, del automovilismo (como en Tesla) o en la economía.
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| An artist’s illustration of artificial intelligence (AI), por Google DeepMind en Pexels. Libre de uso. |
Los miedos más comunes, que provocan reacciones negativas por parte de los docentes, y resistencia a integrar la IA en las aulas, tienen que ver con que los estudiantes usen las herramientas para que estas hagan la tarea por ellos: escriban textos, respondan preguntas e incluso reflexionen simulando ser humanos, tener emociones. Por otro lado, ante el avance de la tecnología y el perfeccionamiento de los algoritmos con los que se programan estas IA, un miedo común es que se vuelvan tan buenas en imitar acciones humanas que terminen por desplazar, como ya han comenzado a hacerlo, a las personas de sus puestos de trabajo.
Si bien estos temores están bien fundamentados teniendo en cuenta lo involucradas que están estas tecnologías en la vida cotidiana y lo normal que se ha vuelto su utilización, es importante no perder de vista que se trata de la evolución de algo que ya existía: los estudiantes ya "se copiaban" en el pasado, e incluso podría debatirse que era mucho más fácil hacerlo debido a la predominante educación tradicional, en la que la mera repetición de los contenidos "garantizaba" la adquisición del conocimiento. Así como la educación evolucionó, para adaptarse a las personas, a los modelos pedagógicos y a los descubrimientos en el campo de la psicología, ¿acaso no evolucionó también para adaptarse a la tecnología? ¿Y no podríamos considerar a la inteligencia artificial como una nueva etapa evolutiva en esa dirección?
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| AI ethicist, reviewing robotic behavior codes, against backdrop of giant neural network screens, por Unreal en Pixeid, bajo licencia CC BY 4.0 DEED. |
De alguna manera, el desinterés del alumnado, junto con el hecho de que un escrito realizado por una inteligencia artificial pueda hacerse pasar por un escrito realizado por una persona, habla también de las falencias del sistema que evalúa ese trabajo y lo considera lo suficientemente adecuado como para que el estudiante apruebe, sin ningún tipo de forma de verificar que el mismo exprese la subjetividad del estudiante, y sin verificar que haya una coherencia entre sus intereses y opiniones y lo que entrega como escrito propio. No se trata tampoco de someter a cada estudiante a un análisis de compatibilidad entre ellos y las tareas que entregan, sino quizá de replantear la manera en la que como docentes elaboramos consignas, actividades, secuencias y clases en las que haya menos lugar para una versión modernizada de la educación tradicional y más lugar para que desde su propia perspectiva los estudiantes interactúen, discutan, se involucren y realmente se lleven de clase algo más que una nota.
Desde otro punto de vista, más centrado en el estudiante, también podría argumentarse que aquel estudiante que entrega un trabajo completamente escrito por una inteligencia artificial y que logra responder a las consignas de una manera más específica y no tan amplia debió, en algún punto, elaborar una pregunta para hacerle a esa IA y que la misma responda lo que él quería. Al intentar ahorrarse el trabajo de realizar un escrito o de investigar una pregunta, utilizó en cambio su capacidad para hacer preguntas puntuales, para resignificar la consigna en un lenguaje que permita que la IA la resuelva.
Este me parece un enfoque interesante para reflexionar sobre el uso de las inteligencias artificiales en las escuelas, ya que nos lleva a pensar en lo que la experimentación con IA puede aportar al estudiante; ese estudiante que, de ser motivado por una actividad que involucre la inteligencia artificial de manera intencional y no porque la necesita para "hacer trampa", podría aprender a utilizar una poderosa herramienta, no sólo significativa durante la secundaria, sino también a lo largo del resto de su trayectoria escolar y/o laboral.
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| UNAF II Jornada Cultura, Género y Sexualidades_20161027_José Fernando García_05, por Imagen en Acción en Flickr. Bajo licencia CC BY-NC-ND 2.0 DEED. |
En primer lugar, desde el lugar de docentes, debemos ayudar a las nuevas generaciones, tan atravesadas por la tecnología, si no más, como el resto a desarrollar instrumentos y formas de navegar el mundo. Los estudiantes son conscientes de que las aplicaciones como ChatGPT existen y ya han comenzado a experimentar con ellas, por lo que se vuelve nuestro trabajo educarnos al respecto y guiarlos en el uso responsable de las mismas, en lugar de pretender que no existen.
Por otro lado, estamos al mando de las actividades y desarrollo de clase en el aula, por lo tanto tenemos la oportunidad de integrar la inteligencia artificial y mostrar a los estudiantes el lado positivo de las mismas, qué aportan y cómo mejoran ciertos aspectos interactivos de la clase. Podemos compartir con los estudiantes respuestas generadas por la IA y pedirles que las consideren, evalúen su nivel de validez para responder una pregunta planteada y analicen las diferencias entre esas respuestas y las que ellos mismos darían a las mismas preguntas. Varios experimentos se han realizado siguiendo este método y han demostrado ser muy eficientes a la hora de promover la participación de los estudiantes y el interés por aportar respuestas más específicas y elaboradas que permitan solucionar problemas particulares. En este link dejo la nota de un experimento realizado por dos miembros de la Universidad de Harvard, Dana Karout y Houman Harouni que justamente profundiza sobre estas ideas (está en inglés, se puede usar el traductor automático de Google para traducir la página).
Volviendo a lo mencionado previamente, uno de los mejores aprovechamientos de inteligencias artificiales como ChatGPT, diseñados principalmente para responder preguntas, es aprender cómo hacer preguntas correctamente. A diferencia de los robots, los estudiantes -las personas, en general- tienen la posibilidad de hacerse preguntas, de reflexionar y de aprender a criticar sus propias preguntas. Motivar a los estudiantes a mejorar su capacidad de realizar preguntas a través del análisis de las respuestas que da la IA motiva su creatividad, promueve el pensamiento orientado a la resolución de problemas y los invita a profundizar sobre la forma en la que comunican lo que piensan: ¿qué es lo que realmente intentan preguntar? ¿Qué es lo que quieren saber? Este trabajo también ayuda a que no se conformen con una respuesta vaga, sino que intenten encontrar la respuesta que realmente satisfaga la pregunta que quieren hacer.
En otras palabras, la implementación de la IA en las aulas puede motivar a los estudiantes a ser más autocríticos y a explayarse más en el desarrollo de sus respuestas, contrarrestando las ideas de que necesariamente la aparición de estas herramientas en las aulas los convierte en robots que automatizan la realización de tareas copiándolas en un programa (lo cual es completamente injusto para el estudiante, ya que minimiza sus capacidades y logros). Por el contrario, puede ser una excelente oportunidad para impulsar la creatividad y hacer brillar el potencial humano de reflexión, análisis e interpretación que tanto hizo falta durante todos los años en los que predominó la educación tradicional.
Las herramientas seguirán estando ahí, sólo es cuestión de aprender a aprovecharlas.
Bibliografía:
Harouni, H., Karout, D. (2023). ChatGPT Is Unoriginal—and Exactly What Humans Need [ChatGPT es poco original—y exactamente lo que los humanos necesitan]. Wired. Consultado en https://www.wired.com/story/chatgpt-education-originality/ el 11 de noviembre de 2023. Lippit, A. M. (2023). Panelists Discuss AI in K-12 Education at Harvard Ed School Webinar [Panelistas discuten la IA en educación K-12 en el Harvard Ed School Webinar]. The Harvard Crimson. Consultado en https://www.thecrimson.com/article/2023/9/7/hgse-ai-education/ el 11 de noviembre de 2023. Rusell, S. J.; Norvig, P. (2004), «Inteligencia artificial. Un enfoque moderno», Pearson Educación (Segunda edición) (Madrid).



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